Adolescencia Agresividad de 9 a 12 años Psicología y Desarrollo

Agresividad de 9 a 12 años

Las conductas y comportamientos agresivos típicos de esta edad, aparecen por desarrollo evolutivo, esto es por las nuevas capacidades y habilidades que corresponden a estas edades.

Son conductas agresivas evolutivas que van a apareciendo, son conductas molestas o agresivas que aunque sean normales para la edad, no son aceptables socialmente.

Son comportamientos que deben ser educados, enseñar que no son conductas aceptables y enseñar en su lugar cómo comportarse.

Las conductas típicas son:

– Con el inicio de la pubertad y las exigencias de los adultos, empiezan conductas reivindicativas

– Eligen contestar o no, cuando el adulto le pregunta, o dicen no sé…

– Discuten con los adultos, les critican

– Pueden tener actitudes despreciativas, despectivas con sus familiares

– Le aburren las reuniones familiares

– Les gusta quedarse solos y aislarse

– Les gustan las peleas, los conflictos, y muestran satisfacción cuando se producen

– La mayoría de las peleas y conflictos ya son verbales, pocas veces son agresiones físicas, pero pueden empujar con fuerza si están muy enfadados, dan portazos, patadas a la pared o muebles…, por supuesto que es incorrecto

– Se vuelven más exigentes y lo manifiestan con el lenguaje, negándose a hacer cosas o a hacerlas como ellos quieren o intentarlo

– Disminuyen las agresiones verbales pero de vez en cuando las utilizan

– Aumenta el desafío a tener las cosas según quieren ellos y no como les dicen los adultos

– Reivindican su “orden” cuando les recuerdan que tiene que ser ordenado

– Siguen utilizando palabrotas pero la mayoría de ellos las utilizan poco y entre iguales cuando se enfadan, normalmente suelen disgustarse cuando les dicen palabrotas y van evitando decirlas, excepto un grupo de niños que se envalentona diciéndolas y mostrando el poco miedo que sienten si algún adulto les riñe o les dice que no digan palabrotas. Son niños que ya tienen un comportamiento agresivo.

– Aumenta el interés por el cuerpo y por los temas de sexo, si observamos que algún niño tiene un interés excesivo, es necesario valorar la situación por si hay algún problema. Especialmente para prevenir abusos y agresiones sexuales.

Las fechorías, travesuras, se aplauden entre iguales, y la satisfacción hace que aumenten, por ejemplo, si un profesor riñe a alguien pueden reírse del alumno, conductas que deben de limitarse enseguida.

Los aplausos a las travesuras que hacen otros, van desapareciendo o deben, a medida que se hacen mayores.

– Mentiras, siguen mintiendo para evitar reprimendas o para conseguir algo.

– La frecuencia de mentiras no es normal, debemos consultar para conocer si hay algún problema.

Conductas graves

Debemos estar alerta si se producen con relativa frecuencia y consultar de inmediato

– Trampas frecuentes para ganar

– Robos

– Destructividad

– Faltar al colegio

– Faltar al respeto de forma frecuente a la autoridad, adultos y a todos en general

– Insultar con frecuencia, insultar como modo de relacionarse para despreciar a otros

– Consumo alcohol, inicio muy temprano

– Intentos suicidio y autolesiones

– Desafíos constantes a la autoridad familiar y escolar

Puesto que son , en realidad es un proceso de transición y adaptación de la infancia a la adolescencia.

Todas las conductas y actitudes antisociales van a desaparecen poco a poco, a medida que se adapta y acepta su nueva situación física y responsabilidades familiares y sociales. Pero en todas las edades, la frecuencia de conductas incorrectas evolutivas y la actitud del niño señalan posibles desviaciones del desarrollo.

En la siguiente fase, o edad de desarrollo, aparecerán otras conductas antisociales educables, pertenecen a la edad de desarrollo y el deber del adulto es educar para que disminuyan, desaparezcan y enseñar otras conductas aceptables.

Las conductas difíciles y problemáticas frecuentes en menores de 12 años, aumentan el riesgo de comportamientos incorrectos en las siguientes edades, en la plena adolescencia.

Si los comportamientos antisociales se intensifican y son frecuentes, ya no se consideran conductas antisociales propias del desarrollo, ya no forman parte del patrón normal de desarrollo y es necesario  valorar e intervenir.