Las conductas y comportamientos agresivos típicos de esta edad, aparecen por desarrollo evolutivo, esto es por las nuevas capacidades y habilidades que corresponden a estas edades.
Son conductas agresivas evolutivas que van a apareciendo, son conductas molestas o agresivas que aunque sean normales para la edad, no son aceptables socialmente.
Son comportamientos que deben ser educados, enseñar que no son conductas aceptables y enseñar en su lugar cómo comportarse.
Las conductas típicas son:
– Con el inicio de la pubertad y las exigencias de los adultos, empiezan conductas reivindicativas
– Eligen contestar o no, cuando el adulto le pregunta, o dicen no sé…
– Discuten con los adultos, les critican
– Pueden tener actitudes despreciativas, despectivas con sus familiares
– Le aburren las reuniones familiares
– Les gusta quedarse solos y aislarse
– Les gustan las peleas, los conflictos, y muestran satisfacción cuando se producen
– La mayoría de las peleas y conflictos ya son verbales, pocas veces son agresiones físicas, pero pueden empujar con fuerza si están muy enfadados, dan portazos, patadas a la pared o muebles…, por supuesto que es incorrecto
– Se vuelven más exigentes y lo manifiestan con el lenguaje, negándose a hacer cosas o a hacerlas como ellos quieren o intentarlo
– Disminuyen las agresiones verbales pero de vez en cuando las utilizan
– Aumenta el desafío a tener las cosas según quieren ellos y no como les dicen los adultos
– Reivindican su “orden” cuando les recuerdan que tiene que ser ordenado
– Siguen utilizando palabrotas pero la mayoría de ellos las utilizan poco y entre iguales cuando se enfadan, normalmente suelen disgustarse cuando les dicen palabrotas y van evitando decirlas, excepto un grupo de niños que se envalentona diciéndolas y mostrando el poco miedo que sienten si algún adulto les riñe o les dice que no digan palabrotas. Son niños que ya tienen un comportamiento agresivo.
– Aumenta el interés por el cuerpo y por los temas de sexo, si observamos que algún niño tiene un interés excesivo, es necesario valorar la situación por si hay algún problema. Especialmente para prevenir abusos y agresiones sexuales.
Las fechorías, travesuras, se aplauden entre iguales, y la satisfacción hace que aumenten, por ejemplo, si un profesor riñe a alguien pueden reírse del alumno, conductas que deben de limitarse enseguida.
Los aplausos a las travesuras que hacen otros, van desapareciendo o deben, a medida que se hacen mayores.
– Mentiras, siguen mintiendo para evitar reprimendas o para conseguir algo.
– La frecuencia de mentiras no es normal, debemos consultar para conocer si hay algún problema.
Conductas graves
Debemos estar alerta si se producen con relativa frecuencia y consultar de inmediato
– Trampas frecuentes para ganar
– Robos
– Destructividad
– Faltar al colegio
– Faltar al respeto de forma frecuente a la autoridad, adultos y a todos en general
– Insultar con frecuencia, insultar como modo de relacionarse para despreciar a otros
– Consumo alcohol, inicio muy temprano
– Intentos suicidio y autolesiones
– Desafíos constantes a la autoridad familiar y escolar
Puesto que son , en realidad es un proceso de transición y adaptación de la infancia a la adolescencia.
Todas las conductas y actitudes antisociales van a desaparecen poco a poco, a medida que se adapta y acepta su nueva situación física y responsabilidades familiares y sociales. Pero en todas las edades, la frecuencia de conductas incorrectas evolutivas y la actitud del niño señalan posibles desviaciones del desarrollo.
En la siguiente fase, o edad de desarrollo, aparecerán otras conductas antisociales educables, pertenecen a la edad de desarrollo y el deber del adulto es educar para que disminuyan, desaparezcan y enseñar otras conductas aceptables.
Las conductas difíciles y problemáticas frecuentes en menores de 12 años, aumentan el riesgo de comportamientos incorrectos en las siguientes edades, en la plena adolescencia.
Si los comportamientos antisociales se intensifican y son frecuentes, ya no se consideran conductas antisociales propias del desarrollo, ya no forman parte del patrón normal de desarrollo y es necesario valorar e intervenir.