Conductas típicas al principio de la adolescencia, “la edad del pavo” “la edad de la tontería” y otros nombres que ha recibido el inicio de la pubertad y de la adolescencia, probablemente porque es una etapa de transición entre infancia y adulto, y las manifestaciones de tipo sexual que surgen centran la atención del púber-adolescente.
– Sentimientos y deseos sexuales junto con la excitación biológica que produce el despertar de las hormonas sexuales, producen comportamientos que al principio el adolescente aún no sabe controlar y expresa abiertamente y con poco pudor o exceso de pudor. Reacciones y comentarios referente al cuerpo y a la sexualidad provocan toda una serie de conductas de inhibición o desinhibición que son normales en esta etapa, en unos adolescentes conductas son más manifiestas que en otros, pero todos reaccionan a los estímulos y mensajes sexualizados de la sociedad y se inician en respuestas a esos mensajes externo, se adentran en el mundo sexual de los adultos.
– Al inicio de la adolescencia todo lo referente al sexo y a las conductas de cortejo les llaman especialmente la atención y reaccionan a esas conductas y estímulos con conductas típicas: risitas, gritos, gestos de vergüenza y timidez y escándalo que está mediatizado por la curiosidad e impulso biológico que esos estímulos le desencadenan.
Esos comportamientos se entienden como las manifestaciones del proceso de adaptación que se produce al pasar a formar parte del grupo de personas con capacidad sexual-reproductora y a partir de ese momento con atracción sexual y con una fuerte tendencia biológica a la excitación.
Aprenden poco a poco a controlar sus impulsos y sus manifestaciones descontroladas: Ir dando gritos por la calle, alborotar, andar en grupo y ocupar media calle como si fuera suya, es más típico de los 10 a 14 años que de los 20 años.
– El comportamiento responsable se va adquiriendo con la edad y con las amonestaciones y sanciones adecuadas para limitar esos comportamientos que se inician en la adolescencia y que les cuesta controlar. La “edad del pavo”, pavonearse, exhibirse o inhibirse, poco a poco va desapareciendo, no es necesario grandes amonestaciones ni sanciones severas, son conductas normales de la adolescencia que hay que limitar y sancionar en determinados contextos, no precisan de grandes amonestaciones, es necesario pequeñas sanciones cuando son reincidentes y con intención.
– No permitir este tipo de conductas en el aula, en el patio … ( ver programa ERAC), por ejemplo es lo que ayuda a los preadolescentes a controlarse y a situar en qué contexto pueden manifestar ese tipo de conductas y de forma controlada.
– El comportamiento responsable se adquiere poniendo responsabilidades y limitando los comportamientos excesivos, especialmente en según que contexto.
– Las características individuales (temperamento, carácter y personalidad en desarrollo) de cada adolescente y las características generales físicas, biológicas y psicológicas, junto con la educación y la información implícita y explícita que recibe influye en el tipo de conductas de exhibición que realiza, individual y en grupo. Las chicas tienden a mostrar más conductas externas de: risas en grupo, gritos por la calle, llamadas de atención hacia el exterior para que centren la atención en ellas. Los chicos tienden a resaltar su fuerza, su ímpetu, y habilidades físicas, proezas de saltar, conducir es una forma normal de primeras exhibiciones en grupo.
– En los extremos, nos encontramos con comportamientos normales pero excesivos, tanto en chicas como en chicos: Exceso de llamar la atención, exceso desobediencias al inicio de la adolescencia 12 y 13 años, conductas agresivas, desafíos, peleas para demostrar su poder y enfrentamientos muy directos a la autoridad, desafiantes.
Es evidente, que deben sancionarse esos comportamientos y reconducir las conductas que son de preadolescente, pero que deben aprender a controlar y a comportarse en contextos formales que exigen otro tipo de comportamiento para una convivencia pacífica.
– Comportamientos y manifestaciones de conductas sexuales: risitas, miradas, posturas, lenguaje corporal, etc. Este tipo de conductas, al igual que las de hablar en clase, hacer ruido, hablar por móvil, comer en clase, molestar, tienen que estar reglamentadas para poder organizar la convivencia.
– Reglamentar las conductas de tipo sexual, especialmente en una edad en la que las manifestaciones espontáneas, y de tipo sexual: ir de la mano cogidos, caricias, besos, apretujones, sin mucho autocontrol son normales, especialmente en adolescentes que consideran esos actos normales y así evitamos conflictos entre alumnos, profesores y las diferentes posturas y creencias sobre el tema.