Las conductas y comportamientos agresivos típicos de esta edad, aparecen por desarrollo evolutivo, esto es por las nuevas capacidades y habilidades que corresponden a estas edades.
Son conductas agresivas evolutivas que van a apareciendo, son conductas molestas o agresivas, que aunque sean normales para la edad, no son aceptables socialmente.
Son comportamientos que deben ser educados, enseñar que no son conductas aceptables y enseñar en su lugar cómo comportarse.
Entramos en la plena adolescencia y aparecen conductas molestas, agresivas y de riesgo. Es un momento para vigilar el desarrollo sexual, se incrementa la curiosidad y el interés por el cuerpo y la sexualidad, y los primeros enamoramientos que pueden llevar a embarazos no deseados.
Las conductas típicas de esta edad
– Desafíos antinormas, con malos modos y enfrentamientos, buscan autonomía e independencia: si es mi cama decido si la hago o no. Mi habitación no está desordenada, es como me gusta tenerla, es mi habitación
– Agresiones del tipo desobediencia, insultos, amenazas, provocaciones
– Discusiones y enfrentamientos por sus gustos: forma de vestir, alimentación, amistades, ocio, tiempo libre
– Exigencias y enfados fuertes cuando quieren controlar sus salidas con amigos
– Inician el contacto y consumo: tabaco, alcohol, otras drogas
– Consumo internet excesivo
– Juegos online, tragaperras…
– Utilizar internet para divertirse, si es para acosar, divertirse haciendo daño, hay que intervenir de inmediato.
Conductas graves
– acosar y divertirse haciendo daño
– Bromas agresivas
– Autolesiones
– Suicidio
A partir de los 13-14 años aumentan las conductas agresivas, pero sino son graves entran dentro de esta fase. El comportamiento frecuente y agresivo no es típico del adolescente, si ocurre o dudamos que es un comportamiento excesivamente agresivo, desafiante, conductas de riesgo: fumar, beber, conducir coches, motos, salir de noche a escondidas, buscar peleas en el colegio, molestar frecuentemente a sus compañeros en el colegio…, es necesario de inmediato solicitar ayuda.
El entorno familiar y el estilo educativo pueden favorecer o disminuir las conductas agresivas, problemáticas y de riesgo. Un exceso de control y exigencias puede aumentar las conductas agresivas, o inhibirlas de tal modo que dificulta el desarrollo social y personal de los menores, especialmente si antes de esta edad ya existía mucho control aunque fuese con buenos modales y reflexiones por parte del adulto, ya que se les impide crear su espacio de autonomía e independencia y pueden llegar a depender de los demás en exceso.
Es importante diferenciar los comportamientos problemáticos: malos modos, enfrentamientos que reivindican más independencia de los comportamientos problemáticos que desafían con frecuencia la autoridad y a la familia y exigen sí o sí, imponerse. Estos adolescentes problemáticos y su familia necesitan apoyo psicológico para evitar trastornos y problemas graves.
Es en estas edades que aparecen algunos trastornos psiquiátricos como el oposicionista, indiciadores de esquizofrenia, psicosis, bipolar…, conductas antisociales graves, psicopatías y otros trastornos que pueden confundirse con comportamientos característicos de la fase del adolescente, pero no lo son. Detectarlos y diferenciarlos a tiempo para orientar e intervenir, ayuda al adolescente y a su familia.
Los adolescentes están cambiando de rol, y la familia debe cambiar de rol, y pasar de proteger, cuidar, ayudar y educar al menor, a mostrar un rol de transición entre guiar y educar y abrir un espacio de apoyo a la búsqueda de autonomía personal y familiar del adolescente, especialmente cuando se acerca a los 16 años. La familia insistirá en las normas básicas de su hogar y en las especialmente importantes para esa familia, y dejará espacio para que el adolescente decida, respetando las normas básicas del hogar, en cuestiones como son sus gustos personales, sus amistades, sus gustos en general, respetando por supuesto, las leyes y normas sociales.