Estas conductas son típicas de la primera infancia, se inician alrededor del año y cogen intensidad a los dos años, tres, y van disminuyendo a partir de los cuatro años.
Los primeros en recibir manotazos, arañazos, pellizcos, patadas son los padres o familiares, ya que son las personas cercanas con las que más se relacionan.
Las conductas de pegar, arañar, dar patadas son reacciones:
– a los límites que ponen los adultos
– a las exigencias de los adultos
– cuando se siente frustrado
– cuando se siente humillado, menospreciado, insultado
– suelen ser reacciones de autonomía y afirmación de individualidad y poder
– cuando están estresados
– defiende su territorio, su juguete
Estas conductas antes de los 4 años son la forma que tienen los niños de reaccionar ante situaciones molestas, imposiciones, cuando quiere algo, cuando le quitan algo…, en cualquier caso desde el primer momento le enseñaremos a que ese comportamiento no es correcto ni lo vamos a consentir, así que nos pondremos enfadados y enojados, y le enseñaremos a pedir las cosas, y a expresar lo que necesita o quiere. Ahora bien, no esperemos que responda de forma correcta enseguida, tardará un tiempo ya que sus habilidades para resolver conflictos de otra manera aún están en desarrollo, mientras que el dominio de la motricidad ya es bueno para responder con manotazos, patadas…
Si estas conductas son frecuentes, es imprescindible consultar al psicólogo
Cómo deben actuar: padres, profesores y adultos, ante conductas y reacciones agresivas hacia el adulto o entre niños, en estas edades.
Lo primero es estar atentos e intervenir enseguida para evitar daños, después la secuencia general de intervención es:
- cortar de inmediato la pelea o la agresión
- en niños menores de 3 años lo primero es separarles
- en niños de 3 años y más, primero decir verbalmente: Basta, tono seco firme y contundente
- calmar la situación: quietos, y sin gritos
- pelear, pegar… está mal y no lo permito
- no empiece riñendo a nadie, ya ha demostrado que eso no es correcto y no se admite
- si es mayor de dos años y ya pueden explicar qué sucede, pregunte con buen tono: qué ha sucedido
- el adulto resuelve el conflicto, después de saber lo que ha sucedido
- por último, con tono serio y afectivo, consuele a los niños, es una forma de enseñar que los conflictos pueden resolverse de manera tranquila y regresar a la calma
Los padres no deben estar contentos y orgullosos de las conductas agresivas de sus hijos, ni decir: si te pega, pégale. Es mejor enseñar a resolver los conflictos sin agresión, siempre se es más fuerte si se sabe negociar y hablar, y retomar la normalidad.
Si te pega, di algo así: Pegar está mal, no lo hagas