Las burlas en la infancia son normales, aunque no nos gusten.
La diferencia entre una burla normal en la infancia y una que es dañina es lo que hay que saber reconocer y evitar. Conociendo al niño que se burla de otro, podemos saber si es dañina, su intención es provocar daño, entonces hay que intervenir y ayudar a terminar con esa situación.
Estar atentos a los niños que son objeto de burla con frecuencia para evitarlo, y valorar qué sucede.
A partir de los 4 años y con más frecuencia a los 5 años, los niños pueden burlarse para hacer daño a otros. Es en estas edades, especialmente, cuando debemos estar atentos y no permitir que se burlen de otros niños.
Pedir perdón, no sirve si no es de forma sincera, algunos niños han aprendido modales y saben que pidiendo perdón quedan bien, pero en el fondo no les importa el malestar que han causado. Así que hay que pedir perdón y ver lo que ha sucedido, en estas edades ya se puede hablar del tema y los sentimientos que provocan ciertos comportamientos en otras personas, pero debe ser el adulto el que guíe la conversación para aclarar el tema y recordar la norma de que burlarse es faltar al respeto y no se permite. Recordar la consecuencia si reinciden.
– Norma: las burlas, reírse de otra persona para menospreciarle, está prohibido.
Hay situaciones en las que nos reímos de lo que hacen otros, pero no nos reímos de la persona ni la despreciamos, nos reímos de una situación que provoca risa, que no es lo mismo que burlarse del otro. Y eso es lo que debemos enseñar a partir de los 3 años y especialmente a partir de los 4 años.
Durante la infancia los niños se ríen y burlan entre ellos y de los adultos, en qué momento hay que preocuparse.
Debemos preocuparnos cuando observamos que algún niño, o grupo, se burla de otros niños, o adultos, y hacen daño de forma reiterada y no parecen tener remordimientos, cuando esto sucede es necesario abordar la situación, y se aconseja acudir al psicólogo.