La intimidación ocurre normalmente en grupo, algunas veces se produce de uno a uno pero son menos veces.
Los observadores, espectadores, activos o pasivos, fortalecen y mantienen el acoso. El observador activo es el que observa lo que ocurre y no interviene, el observador pasivo es el que conoce que ocurre y no interviene o peor, genera comentarios en contra de la víctima y a favor del acosador. Comentarios como:
- No me gustan los acusicas
- Que solucionen ellos sus problemas
- Esto son cosas de niños
- Que aprenda a defenderse
Este tipo de comentarios es peor cuando lo hace alguien con autoridad, por ejemplo el profesor o la familia.
Hay espectadores que no son conscientes de su papel de refuerzo al acosador, por eso es necesario hacerlo consciente y cambiar esas actitudes. Son cómplices del acoso, unos queriendo y otros sin querer.
El espectador termina implicado en un código de silencio y complicidad. Muchos espectadores se sienten incómodos pero no hacen nada para evitar el acoso.
Los espectadores según Salmivalli y cols. (1) son:
- Ayudantes del acosador que se unen con ilusión a esas acciones (compinches)
- Reforzadores, no atacan de forma activa pero acuden a observarlo y lo aprueban con gestos o incitando
- No comprometidos, se alejan de esa situación, con su silencio toleran el acoso
- Defensores de la víctima, intentan que los demás dejen esa actitud
- Y otros espectadores que no tienen un papel claro
– Un compinche es una persona que es manipulada por el acosador y lo utiliza para sus fines. Los compinches siempre están sometidos a los acosadores.
– Los espectadores que actúan como refuerzo se divierten durante el acoso
– Los no comprometidos, no participan pero no toman medidas para evitarlo, pero conocen que existe ese acoso
– Los defensores son activos, consuelan a la víctima y pueden ser capaces de enfrentarse al acosador en contextos seguros, donde el acoso es considerado una conducta grave.
Hay que enseñar a los alumnos a tener conciencia social y empatía hacia la víctima y que tengan cauces para intervenir de forma positiva, dejando de ser espectador y sintiéndose parte activa de la comunidad educativa donde esas conductas no se permiten. Y para ello es necesario tener la confianza en el Centro escolar que les apoya para impedir esos comportamientos.
(1) Sullivan, K., Cleary, M. y Sullivan, G. (2005): Bullying, en la enseñanza secundaria. El acoso escolar: como se presenta y cómo afrontarlo. Ed. CEAC educación. Barcelona.