A partir de los años 1960-70 aparecen los primeros estudios sobre la violencia en la escuela. Heineman, un médico sueco, realizó una serie de observaciones en el patio que alertaron sobre las conductas agresivas entre escolares. Posteriormente el psicólogo sueco Dan Olweus realizó diversos estudios y publicó su ya famosa obra sobre el acoso escolar, “Conductas de acoso y amenaza entre escolares”. A partir de estas fechas aumenta el interés y estudio en diferentes países por este fenómeno que conocemos con el nombre de acoso escolar, mobbing o bullying.
Todas las investigaciones sobre acoso escolar coinciden en que el acoso es un comportamiento muy extendido, ocurre de forma generalizada e indiscriminada.
Destacamos algunos datos en los que la mayoría de investigaciones sobre el acoso escolar coinciden:
Edad
– El acoso ocurre con mayor frecuencia entre los 8-11 años y entre los 12-13 años es el momento álgido del acoso escolar, y a partir de esas edades va disminuyendo. Las edades son puntos de referencia, pero los estudios coinciden en que el acoso aparece ya en educación infantil y aumenta en Primaria e inicios de Secundaria para ir disminuyendo, estos son, en general, los datos que aparecen en las investigaciones sobre acoso escolar.
– En general, el acoso disminuye y específicamente el acoso físico entre los 13-18 años
– A partir de los 13-14 años aumenta el acoso directo e indirecto verbal y no verbal
– Y señalan que en general, a medida que aumenta la edad, disminuye el acoso, pero los casos de acoso escolar pueden ser más graves.
Género
– Los chicos utilizan con más frecuencia la intimidación física y directa: insultar, amenazar, robar cosas y las chicas utilizan más la violencia indirecta: comentarios negativos, desagradables, humillantes para señalar y estigmatizar a otra persona.
-El acoso psicológico-emocional, se da por igual en ambos géneros, no hay diferencias significativas. Ahora bien, la intimidación y acoso que realizan las chicas, suele ser más sutil y oculto.
Lugar de acoso escolar
– El acoso se produce principalmente dentro de los centros escolares.
– Con mayor frecuencia en el recreo y lugares del centro escolar donde hay menos vigilancia de adultos: pasillos, baños
– En menor frecuencia entre el recorrido que va de la vivienda al centro escolar.
Elección de la víctima
– No hay un tipo exclusivo de perfil de víctima. Todos los alumnos pueden ser víctimas. Ahora bien, existe mayor riesgo de ser víctima de acoso si se reúnen una serie de características que nombran las investigaciones:
- Ser impopular, rechazo amplio en el aula por el grupo de iguales
- Dificultades para establecer relaciones sociales y de amistad entre iguales
- Características personales, culturales, sociales. Entre estas características destaca la vulnerabilidad que se intuye en una persona, la forma de reaccionar ante los compañeros cuando se dirigen a ella de forma un tanto molesta, la impulsividad y las reacciones descontroladas de ira son otra de las características para ser posible víctima, pueden convertir en víctima a alguien solo por el hecho de observar las reacciones que tiene y divertirse con esas manifestaciones descontroladas cuando la molestan.
Tolerancia al acoso escolar
– Esta tolerancia es lo que algunos estudios llaman la conspiración del silencio. Profesores, personal administrativo, equipo directivo, familias suelen considerar las conductas agresivas mínimas como normales en la infancia y adolescencia, e incluso como una forma de madurar personalmente al tener que defenderse solos de otros que le agreden o molestan.
Estas actitudes de los adultos al acoso mínimo escolar genera protección al agresor, el agresor percibe que de alguna forma es correcto lo que hace, o por lo menos que no es incorrecto, lo cual favorece al acosador y lo que es peor, favorece la autoestima del acosador, y ayuda a no tener sentimientos de culpa ni de arrepentimiento, característica típica de la mayoría de acosadores. Algo realmente grave, ya que se premia de forma implícita, la agresión, la violencia (aunque sea mínima) y la falta de sentimientos de culpa ante conductas incorrectas y dañinas a otras personas, se premia, sin querer, la falta de respeto y la falta de empatía.
– Culpar a la víctima de haber provocado la agresión con su conducta o acciones. Lo que los estudios denominan víctima provocadora, su forma de ser o de reaccionar provoca que le acosen y que reciba respuestas o frases como: Pues no te acerques a ese grupo, o a ese alumno, tú te lo has buscado por decir tal y cual, o tú le has provocado al mirarle, etc. son frases que condenan a la víctima en lugar del acosador que conoce, intuye, como hacer reaccionar a la víctima para que sea acusada de provocadora.
El papel de los observadores
– Todas las investigaciones coinciden en que hay más acosadores que víctimas, ya que incluyen al espectador pasivo en este fenómeno de acoso escolar, el que observa el acoso y calla o lo aplaude sin intervenir es en definitiva una parte del conflicto, con su actitud se pone a favor del acosador y debe ser considerador como parte de la situación de acoso, su actitud favorece y mantiene la situación de acoso.
– Los espectadores fomentan de forma implícita o explícita el acoso.
– La intervención educativa debe incluir a los espectadores como parte del problema del acoso escolar para disminuir y erradicar al mínimo el acoso escolar.
