Agresividad de 0 a 6 años Agresividad en la Infancia Infancia

Morder

La conducta de morder aparece cuando salen los primeros dientes.

Antes de morder el bebé utiliza su boca para chupar. El bebé chupa con fuerza, succiona, puede succionar en la mejilla de quien le sostiene, en los brazos, o su propia mano o dedo.

La conducta de chupar suele interpretarse como un acercamiento cariñoso ¡el bebé da besos! Y normalmente se responde con cariño dándole besos. Además de chupar a las personas, chupa todo lo que puede llevarse a la boca, es una conducta evolutiva que no desaparece nunca, los adultos también se llevan cosas a la boca, típico ver en la boca el lápiz o bolígrafo.

Durante el primer año y segundo año de vida, es una conducta principal e intensa. Incómoda para los padres porque tienen que vigilar lo que se lleva a la boca. Una conducta incómoda y pesada para los adultos y una conducta evolutiva y necesaria para el desarrollo del niño.

Después, como parte del desarrollo normal, aparece la conducta de morder. Sigue utilizando su boca para relacionarse con su mundo próximo, pero la boca está ya provista de dientes y la misma conducta de chupar fuerte, se convierte en morder. Puede morder por entretenimiento, para calmar su malestar por los dientes que salen, para expresar satisfacción, alegría, o buscar la reacción que descubre cuando muerde a los demás.

Morder es una conducta normal del desarrollo evolutivo durante los primeros años de vida.

Aparece alrededor del año y suele desaparecer alrededor de los dos años y medio como conducta instintiva: me llevo algo a la boca y muerdo y chupo.

Pero qué sucede con morder como momento evolutivo, que los padres, los adultos lo interpretan como una agresión, como una conducta peligrosa y un comportamiento del niño horrible e incorrecto, se está volviendo malo y me ataca sin motivos, como si fuese un animal.

Chupar se interpretaba como una caricia, un beso, y se respondía con otro beso.

Morder se interpreta como una agresión gratuita y malvada que hay que corregir, no hay que morder. Para el niño en estas edades morder: es chupar con dientes. Los adultos dirán: No se muerde, hace daño. Irá aprendiendo a no morder para no hacer daño.

Es una conducta evolutiva normal, eso significa que aparece dentro del curso del desarrollo infantil, es una conducta esperable, que significa normal.

¿Cómo hay que interpretarla? Como una conducta más dentro del desarrollo evolutivo. Pero como es una conducta que hace daño, y ¡muerden con fuerza! Y normalmente de forma inesperada: está el brazo de mamá, de papá, de un adulto o niño y ¡crac! lo atrapa y lo muerde con fuerza, sí, de la misma manera que lo haría si tuviese un objeto cerca de la boca. No es en este momento una conducta agresiva gratuita, ni un comportamiento o reacción de defensa, no, simplemente está en brazos y una mejilla cerca: ¡crac! Bocado. Me has mordido: malo, malo, y zas, bofetón en la cara, mano, brazo o boca del bebé. No, es suficiente con apartarlo, mostrar enfado y decir: no se muerde.

La conducta de morder del bebé, como conducta evolutiva, no es un comportamiento agresivo, ni un niño malo, es una conducta a educar, o sea, a enseñar qué cosas se muerden y qué no se puede morder.

Que se puede tocar y que NO se puede tocar

Qué se puede chupar y qué NO se puede chupar

Qué se puede morder y que NO se puede morder

Es el momento, la edad de morder.

Es el momento, la edad de enseñarle a no morder.

Ni a las personas, ni a objetos peligrosos o delicados que no queremos que se rompan: móviles, mandos, lápices… y especialmente a las personas, niños y adultos.

Esta conducta evolutiva, morder, pronto se va a utilizar como reacción y defensa ante ataques externos, amenazas y otros peligros, será su forma primaria de defensa ante una agresión.

Es el momento de morder para defenderse.

Es el momento de enseñar a defenderse sin morder.

Enseñar a defenderse sin reaccionar agresivamente y con conductas que pueden hacer mucho daño, educar.

Cómo debe reaccionar el adulto, los padres: Normas

No se muerde, con expresión seria y firme, pero sin perder el control como adulto, estamos enseñando a comportarse,  así que no vamos a morderle ni a pegarle ni aplaudirle. Pero vamos a mostrar enfado y distancia, unos minutos.

Como dice Brazelton y Sparrow: “Aunque los adultos a menudo asocian morder con enfado, el primer mordisco puede ser una exploración de lo que se puede hacer con este nuevo equipamiento o un apasionado gesto de afecto.” p.102

Si el niño llora, consolarle, y repetir no se muerde, sé que no querías hacerme daño, pero no se muerde. Eso sí, no se acerque mucho porque es probable que vuelva a morderle, ya que en estas edades morder es impulsivo y actúa como descarga a la tensión que el niño siente,  y entonces será más difícil que se contenga y más fácil que siga riñendo a su hijo. Enseñar que no se muerde porque es una conducta que hace daño a otro.

No pierda el control, en estos primeros momentos de enseñar a comportarse da mejor resultado recordar que son conductas evolutivas incorrectas, que es necesario educar y enseñar a comportarse, con normas y límites. Para enseñarle que no es correcto morder, no es necesario: pegarle, gritarle, insultarle, decirle que es malo y que no le quiere. Como dice Brazelton, en ocasiones es una muestra de afecto.

Cuando un niño muerde los padres deben enseñarle a que morder es malo, morder, pero el niño no es malo, está aprendiendo a comportarse.

La secuencia que enseña a comportarse socialmente de forma correcta, en estas edades, es:

Adulto y niños de un año a dos años y medio

  1. Apartar al niño de la situación
  2. Decir la norma: No se muerde
  3. Morder hace daño, no se muerde
  4. Si el niño llora, o se altera, calmarlo con palabras serenas y firmes
  5. Cuando esté calmado, ayudarle a pedir disculpas, que en estas edades es dejar que se acerquen, pero siga teniendo cuidado que igual le muerde
  6. Enseñarle a pedir disculpas, cuando ha mordido a alguien: lo siento
  7. Si el niño es muy pequeño y no habla suficientemente bien, los padres o educadores, son los que piden disculpas: siente mucho haber mordido, así usted actúa como modelo a seguir.
  8. Seguir vigilando, es la edad de morder, e intervenir enseguida, apartar al niño y seguir la secuencia propuesta

El episodio ha terminado, no es necesario seguir hablando de lo que ha sucedido, es una forma de ayudar al niño a sentirse perdonado y a recobrar la normalidad.

Cuando todo esté en calma, y sin presionarle a pensar y razonar, aproveche la ocasión para explicarle que no se muerde, eso hace daño, y no se va a consentir, pero explíqueselo de forma serena y afectiva, no intente que razone, simplemente dele usted la explicación.

Lo más probable es que vuelva a intentar morder, o morder en otras ocasiones. Vuelva a hacer lo mismo, y tome estas situaciones como momentos para enseñar a comportarse.

En general, es una fase del desarrollo que no dura mucho tiempo, los niños dejan de morder a medida que se acercan a los dos años, y tampoco suele ser una conducta muy frecuente. Evitar en lo posible que suceda es responsabilidad de los adultos, y cuando no se ha podido llegar a tiempo, siga la secuencia que le hemos propuesto, a la larga obtendrá mejores resultados en el comportamiento y el control emocional de su hijo.

Morder es una conducta normal en estas edades, conducta evolutiva que hay que corregir y enseñar a no morder. Si a partir de los dos años muerden con frecuencia, existe algún problema, si se muerden a sí mismos es mayor el problema, y buscar solución de inmediato.

– Niños que muerden con frecuencia, puede existir un problema de socialización, sobreexcitación, tensión en las relaciones…

– Niños que se autolesionan, se muerden a sí mismos, puede existir un problema orgánico, enfermedad…, o un problema de tensión y rabia excesiva

Niños que siguen mordiendo con frecuencia después de los dos años

– niños con problemas graves de relación

– dificultades para avanzar en el desarrollo social

– dificultades para controlar sus emociones tempranas

– exceso de excitación, tensión, impulsividad

– enfermedades

Todos los niños que siguen mordiendo después de los dos años y medio y con frecuencia, necesitan que les ayuden, acuda al psicólogo.

A partir de los dos años y medio, cerca de los tres años, morder ya no es una conducta evolutiva que sirve para expresar emociones y conocer el mundo que le rodea, ahora ya es una conducta voluntaria con rabia, impulsividad y agresiva que indica falta de control y otros posibles problemas.