Son explosiones de ira acompañadas de agresividad hacia los demás: personas, objetos, o hacia uno mismo, autoagresiones. Las reacciones explosivas típicas son: gritos, insultos, patadas, rigidez corporal y acaloramiento, se ponen rojos, y en el momento más álgido pueden hacerse daño a sí mismos o intentar hacer daño a otro.
Las rabietas infantiles son causadas por la dificultad evolutiva para controlar las emociones, en este caso la rabia que surge por algún tipo de frustración real o imaginada, con uno mismo (no lograr una tarea) o por los límites impuestos por los demás.
En menor medida las rabietas se manifiestan inhibiéndose y sin explosión de ira. Se niega a hacer algo pero no suele explotar en conductas agresivas.
La capacidad para esperar y para autocontrolarse depende de la edad del niño y de sus necesidades físicas y emocionales. A medida que crecen son capaces de esperar y de controlarse, de lo contrario algo va mal.
Edad de aparición: alrededor del año
- Entre los 8 meses y los 4 años se consideran rabietas normales, evolutivas
- Disminuyen a partir de los 3 – 4 años en frecuencia, intensidad, y en la forma de expresar su rabia. En este momento pueden utilizar el lenguaje para expresar su ira y su frustración y utilizan menos veces la motricidad: patadas, tirarse por el suelo. Entre los 4 y 6 años siguen intentando agredir al adulto o a otro niño o a las pertenencias de otros, pero la cantidad de rabietas deben ser pocas o de lo contrario existe un problema de comportamiento que hay que tratar. Es en estas edades que surge el trastorno negativista, comportamiento frecuente de enfrentamiento y negativismo, ya no es una fase evolutiva sino un problema o trastorno.
- A partir de los 7 años las rabietas de tirarse por el suelo y berrinches exagerados dan paso a conductas de enfado y reacciones como golpear puertas al cerrarlas, retirarse, despotricar verbalmente, pero de forma mesurada y no muy agresiva, si los enfados a esta edad son muy explosivos y con frecuencia, es probable que exista un problema de falta de control y baja tolerancia a la frustración.
- Las rabietas y sus reacciones evolutivas: tirarse por el suelo, gritar, patalear, berrinches… desaparecen, si todo ha funcionado bien. Si algo no ha funcionado bien en la crianza y educación, o por problemas en el desarrollo global del menor, las reacciones de ira, rabia descontrolada seguirán y aparecen conductas desafiantes y agresivas que necesitan de inmediato intervención psicológica.
- Las rabietas van desapareciendo pero las reacciones de ira no desaparecen, niños, adolescentes y adultos tienen reacciones de ira, de cólera, pero depende de cómo la expresen, lo consideraremos un problema puntual a una situación que ha producido enojo, pero no reacciones violentas y agresivas hacia otros o uno mismo.
Es muy importante que los adultos recuerden que la forma de actuar con el menor, el estilo educativo, en esos momentos y en general, son decisivos para que el comportamiento del niño se vaya normalizando y dejando atrás las rabietas evolutivas.
Intervención educativa
- Conocer las situaciones que producen rabietas y evitarlas, esta técnica hace que disminuyan en cantidad. Quedarán suficientes situaciones y estímulos para que vaya aprendiendo a tolerar la frustración y a reaccionar de otra manera.
- En general, no ceder a lo que pide en esos momentos, siempre hay excepciones y necesidades especiales, pero en general no ceder. Paciencia, irán desapareciendo.
- No se ponga a dar explicaciones en plena rabieta ni a razonar, no es el momento. El momento será cuando esté calmado y puedan retomar la situación ya de forma pasada.
- No le insulte, ni le amenace, no sirve para calmar la situación y puede ser contraproducente.
- No responda al niño con agresividad, ni verbal ni física.
- Y no valore negativamente al niño ni a usted mismo, ni al padre ni a la madre, abuelos, no es el momento de valoraciones y acusaciones. Es una rabieta normal que pasan todos los niños. Ni el niño es malo, ni lo estamos haciendo fatal. Si cree que algo están haciendo mal, después tranquilamente lo piensa, y si tiene dudas consulte a un psicólogo. (1)
Las orientaciones o pautas de intervención educativa para el momento en los que se produce las rabietas son generales y específicas. Las orientaciones generales son las recomendaciones para todos los niños, las orientaciones específicas son más eficaces pero solo se pueden dar cuando se conoce al niño en concreto y a su familia, madre y padre o responsables legales del menor, junto con las circunstancias específicas de cada caso, y según las características del niño que puede variar muchísimo, niños con temperamento, niños con menos temperamento, estilos educativos, tensiones familiares, situaciones que las provocan, etc.
Las orientaciones generales para sobrellevar las rabietas entre los 2 y 3 años principalmente, edad de los berrinches, son las siguientes:
- Estrategias de disciplina, afectuosas y adecuadas a la edad del niño: control de la situación, que no descontrole a nadie, el descontrolado es el niño. Calma.
- Firmeza, no acceder a los requerimientos del niño en ese momento, hay excepciones por supuesto, y los padres observadores y atentos saben cuando hacer una excepción y cuando no.
- Soportar la situación con paciencia y entereza. Mantenerse en silencio en esos momentos, vigilando o con expresiones contundentes y cortas: Calma. Utilizando un tono fuerte y firme, sin gritos. En general, estar calmado y en silencio es mejor.
- En los momentos de la rabieta ni se riñe, ni se amenaza ni se razona con el niño, es imposible razonar ni atender a explicaciones cuando se está fuera de control, ni los adultos lo hacen, menos un niño, razonar suele aumentar las reacciones de rabia y suele aumentar el conflicto.
Vigilar la situación para evitar que el niño se haga daño o que haga daño a otros.
Evitar rabietas – prevenir
Anticipar problemas, conflictos
Importantísimo: No conceder lo que quiere el niño en ese momento, excepto ocasiones muy determinadas o situaciones especiales y de peligro o de necesidad.
Si como madre o padre va a darle al niño lo que pide con tal que deje la rabieta, el niño aprenderá que para conseguir las cosas es necesario tener una rabieta. No ceda, excepto en ocasiones muy determinadas. Pero si debe evitar situaciones que provocan rabietas.
La mayoría de padres van conociendo a sus hijos y saben qué cosas pueden disparar una rabieta infantil, por lo tanto hay que intentar evitar esas cosas. Por ejemplo, si no puede comer caramelos antes de la comida, no se los enseñamos ni hablemos de ello. Si está viendo sus dibujos animados advertirle que en breve debe dejarlos ya que van a salir.
Cubrir las necesidades de los niños no solo es un deber, es afecto. Si un niño está cansando y tiene hambre o sueño y le forzamos a realizar algo, o a estar en algún sitio, lo más probable es que se desencadene una reacción de irritabilidad, de ira y una rabieta. En este caso el niño tiene razón. Deben evitarse estas situaciones extremas siempre que se puedan, y en caso que no puedan evitarse no queda otro remedio que soportar la rabieta, y no culpar al niño en esta situación donde las necesidades del niño no son respetadas.
Situaciones generales que provocan rabietas:
- Físicas: cansancio, sueño, hambre, enfermedades, calor, ropa inadecuada, sobreestimulación…
- Otras situaciones:
- Impedir que haga algo que quiere hacer
- Impedir que haga algo que está haciendo: ver la tele, jugar, estar en el parque…
- El baño, la higiene en general puede provocar rabietas, ya que según se realice les molesta
- La alimentación: presionar y forzar a ingerir toda la comida o alguna comida
- Cuando no les prestan atención y quieren que se les preste
- Cuando intentan expresar algo y por la edad no lo logran
- Cuando juegan y algo no les sale bien o sin querer se les rompe un juguete…
Y otras situaciones que los padres van conociendo.
Recuerde, las rabietas evolutivas son una etapa del desarrollo infantil y es necesario que aparezcan, sino aparecen es que hay algún problema. Aprender a manejar las rabietas con paciencia y comprensión y firmeza, es lo que favorece el desarrollo del niño. Tener presente en el momento que ocurren que la rabieta es una fase del desarrollo y no sentirnos mal como adultos, es una alegría que aparezcan por muy molestas que sean, eso sí, no descontrolarse, es suficiente con que esté descontrolado el niño y aplicar las pautas que se recomiendan para ayudar al niño a volver a la calma. Las rabietas van desapareciendo a media que el niño crece y aprende a controlar sus deseos.
Rabietas: castigo cero, está expresando su malestar y le enseñaremos cómo hacerlo. La reacción del adulto es de desagrado y calma.
- Ceder constantemente a los deseos del niño para evitar que las rabietas nos molesten, es enseñarle que las cosas se consiguen molestando y agrediendo, es un mal aprendizaje que provoca problemas y trastornos, mal comportamiento.
- Intentar evitar las rabietas evolutivas con castigos duros, amenazas, presiones, insultos, presionando al niño, diciéndole que no se merece nada, … entre los dos y tres años, termina produciendo problemas de rechazo a los demás, de agresiones cuando no le ven, o inhibición, apatía y desmotivación.
Los niños de 2 a 4 años tienen rabietas, y a veces intensas, si respetamos el enfado del menor y no cedemos a sus exigencias van desapareciendo y favorece un desarrollo positivo y afectuoso con los padres.
(1) Vidal Lucena, M. (1999) El comportamiento infantil. Ed. EOS