Nos corresponde a los adultos enseñar un montón de cosas, entre ellas a cómo relacionarse con los demás, y esta enseñanza está condicionada a la edad del niño, temperamento, capacidades y habilidades en desarrollo.
A partir de los 4-5, si todo va bien, son pocas las rabietas o enfados explosivos. Si un niño sigue teniendo rabietas o enfados explosivos con frecuencia, es cuando consideramos que utiliza la agresividad para conseguir cosas, son rabietas agresivas y ya no son evolutivas, algo no funciona. Esta no es la forma de comportarse a esta edad, se aconseja pedir ayuda profesional.
Los niños de esta edad pueden y deben haber aprendido a expresar sus deseos y su malestar de forma más tranquila, si se resisten a obedecer con frecuencia algo va mal.
Los niños seguirán intentando conseguir lo que desean, pero ya deben ser capaces de tolerar no conseguirlo, por lo menos la mayoría de veces.
– Aparece una conducta de resistencia pasiva, que ya se inició a los 3 años, pero ahora lo hace más conscientemente y con intención de enojar al otro. Tiene que recoger los juguetes, pues lo hará despacio, o sacará otros juguetes, o hará ver que no le oye…
Al baño! Y saca otro juguete para seguir jugando, come despacio para expresar el disgusto y que no quiere hacer lo que sea…
A partir de los 4 años ya les resulta fácil expresar los sentimiento verbalmente, ayudarles a expresar lo que sienten disminuye la rabia, el enfado. En lugar de dar explicaciones ayudar a que expresen su disgusto. Siga sin dar explicaciones cuando es el momento de obedecer.
Estas son conductas más irritantes y típicas de estas edades.
Cómo actuar, qué hacer
Siga utilizando las mismas pautas:
– Calma
– Paciencia y firmeza: He dicho baño, ya
– Autoverbalizaciones que le ayuden a mantener la calma, si ya las ha utilizado cuando el niño era más pequeño, cada vez le resultará más fácil no descontrolarse, por supuesto que algún día que esté más cansado también explotará y gritará, pero también deben ser excepciones en el adulto.
– Firmeza: Es la hora del baño, pues baño. Es la hora de dormir, pues a dormir, es la hora de dejar de jugar, pues se acabó…, que el niño no quiera es normal. Firmeza y acción: es la hora de…, pues a ello.
Enseñar a expresar con palabras los sentimientos ayuda a controlar la ira, el enfado
Los padres deben aceptar, comprender el disgusto cuando no consigue algo y la reacción del niño, según su temperamento que será más resistente o menos, y actuar: al baño!
Actuar con calma y firmeza es poner límites.
– Entre los 3 y 4 años los niños ya pueden aprender a controlar su conducta con autoverbalizaciones. Enséñele, poco a poco lo aprenden y les ayuda a obedecer.
– A partir de los 5 años
Se dan pocas rabietas y se dan más enfados con cambios de humor.
– Cambios de humor y momentos de irritabilidad: gritar, tirar cosas por el suelo, negarse a hacer cosas… pero pocas veces, suelen ser explosiones de ira
– Remolonear, ir despacio, para manifestar su resistencia y enfado
– Insistencia: Quiero esto, que quiero esto, solo, uno, lo quiero…
– Enfurruñarse: cuando no quiere hacer lo que le dicen y le obligan, pone cara de enfado, de odio
– Sigue utilizando palabrotas, para molestar o para divertirse
– Burlas, imita a uno de los progenitores con voz burlona: tienes que hacer esto, y se ríen. No se lo tome como algo personal, es el momento de adoptar roles y parece que lo practica. Siga siendo firme y no entre en el juego de la burla.
– Cuando están muy enfadados se retiran o se escapan, si está en un sitio público no deje que se escape, puede perderse.
Si todo va más o menos bien, los enfados son menos frecuentes y es más obediente, pero al enfadarse utiliza los recursos verbales como burlas, insultos, malas caras… que molestan a los adultos, pero recuerde: no es más que su forma de expresar el malestar.
Siga firme y después recuerde cómo enfadarse y enséñele poco a poco, que es incorrecto insultar y burlarse para hacer daño.