Agresividad de 0 a 6 años Agresividad en la Infancia Infancia Psicología y Desarrollo

Enfados de 0 a 2 años: cómo actuar

Los enfados o malestar en estas edades se expresan con llanto intenso, resistencia y rabietas.

– Durante el primer año: Llora y grita con rabia y fuerza para expresar malestar: está sucio, le aprieta la ropa, ha perdido el chupete, no consigue dormir…

–  Alrededor de los 8 meses. Primeras rabietas, manifestaciones de irritabilidad y de ira: Se arquea cuando no quiere que le cambien, se revuelve, tensa el cuerpo, grita y llora, o agarra con fuerza algo que no quiere que le quiten, pega manotazos…

– Hasta los 2 años se intensifican poco a poco estas conductas y se añade la respuesta verbal No, cuando intenta que no le quiten algo o que no debe tocar algo: No, No, No, mientras va a por algo que no le permiten coger. Si el adulto no se lo permite, puede reaccionar con las primeras rabietas intensas.

Cómo actuar, qué hacer

  1. Autoverbalizaciones que ayudan a no alterarse si se practican

Utilizar autoverbalizaciones para guiar nuestras emociones como adultos: Calma, es la forma de expresarse en esta edad.

  • Calma, no voy a perder el control.
  • Voy a terminar de vestirle, no voy a gritar, firmeza.
  • No voy a permitir que toque eso, calma y firmeza.

Estas son algunas autoverbalizaciones que ayudan a no perder el control, el adulto tiene que ser comprensivo, aunque el momento sea pesado y molesto.

  1. Firmeza

– La firmeza es una forma de poner límites. Firmeza, no consentir que consiga lo que quiere. Puede haber excepciones según le interese al adulto o por necesidad del niño, pero excepciones pocas.

  1. Enseñar hábitos

Algunos enfados en estas edades, tanto del niño como del adulto, son por actividades cotidianas importantes, como son ir a dormir, comer, baño. La mejor forma de actuar para conseguir que obedezcan y disminuir enfados, es mantener una actitud de calma y firmeza en cada una de estas actividades cotidianas, enseñar hábitos: hora de dormir, hora de comer, hora del baño. Cuando los hábitos están establecidos resulta más fácil conseguir que obedezcan, pueden enfadarse alguna vez, pero en general suelen acceder más fácilmente a la orden del adulto: es hora de comer, a comer. No es necesario presionar, ni dar explicaciones de porqué hay que ir a dormir, a comer…, simplemente es la hora de…, y se van habituando hasta realizar la rutina sin mucha dificultad.

Los hábitos, establecer rutinas diarias, son muy importantes durante los dos primeros años de vida. Al principio cuestan de establecer, pero se va consiguiendo y modulan el comportamiento de los niños, facilitan el comportamiento y una vez adquiridos (aunque cambian según la edad) facilitan la convivencia,  la autonomía y autoestima de los niños.

No sea exigente, no lo hará enseguida, paciencia que con constancia se consigue.

  • Enseñe rutinas diarias, hábitos: horarios para dormir, alimentación, higiene.
  • Autonomía, enseñe a realizar las conductas que el niño puede hacer solo o con ayuda, favorece la autonomía y la independencia personal.
  • Sueño: Regular el sueño en estas edades es muy importante, el niño va ampliando su horario de sueño nocturno y deben disminuir los despertares nocturnos. Los hábitos y la conducta de la familia en la forma de establecerlos y la constancia pueden favorecer o dificultar el sueño y las necesidades de descanso del niño, y por supuesto el de los adultos.

A partir de los 4 meses regulan el sueño y empiezan a tener horarios más constantes, más regulares, tal como señala el pediatra Brazelton (1). Es un buen momento para favorecer pautas de sueño y favorecer que duerma solo.

Es un buen momento para iniciar la educación del sueño y la alimentación, ir adecuando las necesidades del niño con pautas que le ayuden a mantener hábitos saludables de sueño y alimentación.

Como señala el pediatra Cruz: “No obstante, a pesar de que hasta un tercio de los niños y adolescentes presentan un problema o un trastorno de sueño, estos no se abordan en nuestras consultas ya que a menudo son infravalorados tanto por los padres como por el pediatra… La intervención más importante del pediatra en cuanto al sueño infantil es la educación de unos hábitos correctos. Con una adecuada educación a los padres y cuidadores desde el nacimiento del niño, la mayoría de los problemas del sueño podrían prevenirse.” (2)

Y finalmente, evite discusiones, y enseñe hábitos.

  1. Evitar discusiones entre adultos, familia, de si se hace bien o mal. Preparar un plan de actuación para los hábitos y enfados o primeras rabietas, consensuado entre la familia que se ocupa del niño y seguirlo o ir cambiando según funcione o no, y la edad del niño.

Cómo actuar para disminuir y evitar algunos enfados a estas edades de 0 a 2 años

  1. Calma. Autoverbalizaciones para mantener el control emocional cuando un niño no obedece, o se enfada mucho
  2. Firmeza y paciencia
  3. Enseñar hábitos
  4. Plan de acción consensuado con la familia que interviene y evitar discutir si se hace bien o mal, o quien lo hace mejor

(1) Brazelton, T. B. y Sparrow, J. D. (2006:)Cómo dominar la ira y la agresividad. Método Brazelton

(2) Cruz Navarro IJ. Alteraciones del sueño infantil. En: AEPap (ed.). Curso de Actualización Pediatría 2018. Madrid: Lúa Ediciones 3.0; 2018. p. 317-329.