Acoso escolar

Características y formas de acoso escolar

Sullivan y cols. (2005) definen el acoso de la siguiente manera: “El acoso escolar es un acto o una serie de actos intimidatorios y normalmente agresivos o de manipulación por parte de una persona o varias contra otra persona o varias, normalmente durante un cierto tiempo. Es ofensivo y se basa en un desequilibrio de poderes.”, p. 5 (1)

El acoso contiene las siguientes características:

  • La persona que acosa tiene más poder que la persona victimizada
  • La intimidación suele ser oportunista, pero una vez que empieza, suele normalmente continuar.
  • La intimidación suele ser organizada, sistemática y oculta
  • Normalmente se produce a lo largo de un período, aunque los que intimidan de manera regular también pueden protagonizar incidentes aislados
  • Una víctima del acoso escolar puede sufrir daños físicos, emocionales, psicológicos
  • Todos los actos de intimidación tienen una dimensión emocional y psicológica

Formas de acoso escolar

Las conductas típicas del acoso escolar son:

  1. El acoso físico: es la forma más evidente de acoso o bullying, cualquier forma de ataque físico: morder, pegar, patear, escupir, poner la zancadilla, tirar del pelo, etc.
  2. El acoso no físico o agresión social. Puede ser verbal o no verbal
  • Verbal: Motes, comentarios desagradables, burlas, lenguaje ofensivo, rumores falsos ya sea directos o a través de medios como el teléfono, internet…
  • No verbal directo: gestos groseros, caras de desprecio, etc. es una forma de querer mantener el control y manipular a otro
  • No verbal indirecto: Incluye de manera sistemática y premeditada conductas de ignorar, excluir, aislar, notas anónimas ofensivas o amenazantes
  1. Daños materiales: romper objetos, prendas de vestir, y tomar posesión de las cosas de otro (robar)

Es muy importante detectar cuando el acosador y el grupo quieren aparentar que ellos o él es la víctima, ya que es el otro, el acosado, quien inicia la provocación. Y es muy importante detectar cuando el acosador y su grupo quieren hacer creer que la responsabilidad es de todos, acosadores y víctima.

Por ejemplo, el acosador escupe en el suelo como acción intimidatoria hacia otro, y otro le llama guarro. El acosador si le pillan, o si quiere intimidar más al acosado, se quejará de que le han insultado llamándole: guarro, sin dar más explicaciones. Si le piden explicaciones dirá que es por haber escupido pero que los dos lo han hecho mal, ya que él tenía esa necesidad y no llevaba pañuelo, por ejemplo, y por lo tanto no es tan culpable o nada de escupir, mientras el otro si lo es de haberle llamado guarro.

Veamos cuando es acoso: Cuando los hechos previos evidencian que ha escupido a propósito para molestar al otro, al que acosan, y la víctima ha respondido también con agresión, pero es la víctima, y eso es importante tenerlo claro, de lo contrario el acosador habrá logrado tener más poder, el de ser capaz de acosar a alguien y el poder de convencer a los demás de que él es la víctima. Puede que no conozcamos los hechos previos, pero ese tipo de explicaciones y defensa por parte del posible acosador nos deben llamar la atención, intervenir de forma neutral (sin dar la razón a nadie) y observar y vigilar a ese grupo de alumnos que han actuado así. Y por supuesto aclarar que no se permite ningún tipo de conductas agresivas.

Veamos cuando es un conflicto: Esta misma conducta, escupir, (muy típica a partir de los 7-8 años cuando ya tienen buenas habilidades bucofonatorias debido al desarrollo y maduración del aparato respiratorio y cavidades bucales) puede considerarse como un conflicto y no acoso cuando un alumno, por ejemplo, escupe en el suelo (saliva, pipas, o lo que sea) y otro alumno le dice que es un guarro, el otro le contesta mal y el otro le vuelve a contestar, y puede que se termine allí el conflicto o puede que terminen peleándose más. Este hecho en sí mismo no sería más que una pelea entre alumnos, que si hay un adulto delante debe imponer su autoridad y no permitir que acabe en pelea, pero no es más que un hecho puntual, una pelea no es acoso.

Pero ambos comportamientos deben ser considerados como incorrectos, la pelea es menos grave que el acoso, ya que el acoso persigue molestar y agredir de forma frecuente a alguien. La pelea es un hecho que surge y se soluciona con agresividad pero no persigue molestar de forma frecuente a nadie, es una conducta puntual y reprobable que hay que corregir.

En ambos casos, hay que intervenir como adultos y según sea peleas o indicios de acoso la intervención educativa será diferente, y estará ya planificada y programada de forma general en el plan de convivencia.

(1) Sullivan, K., Cleary, M. y Sullivan, G. (2005): Bullying, en la enseñanza secundaria. El acoso escolar: como se presenta y cómo afrontarlo. Ed. CEAC educación. Barcelona.