La intensidad de la ira, la rabia, depende de la forma como pensamos los acontecimientos.
La técnica para afrontar la forma de pensar las situaciones, es lo que nos va a permitir controlar la intensidad de la ira que nos provocan.
Una de las dificultades que tienen los pacientes es la de aceptar que son sus pensamientos los que le provocan tanta ira, y no la situación en sí misma, tanto si la situación es realmente injusta, un ataque directo o indirecto a nuestra persona, como si no es injusta.
Los hechos y situaciones que invaden nuestro espacio físico, personal o mental, provocan emociones negativas: frustración, ira, irritación, enojo, decepción, entre otras emociones. Son emociones adecuadas a las causas que las desencadenan, que pueden ser diversas, como perder un trabajo de forma injusta, situaciones degradantes, humillantes o abusivas, faltas de respeto, o un control excesivo sobre lo que quieren que hagamos, estar encima de nosotros e insistirnos en algo, reproches frecuentes, y otras situaciones que nos invaden y presionan física y psicológicamente.
Estas situaciones nos hacen sentir emociones desagradables que provocan malestar, son situaciones que se dan en las relaciones y son inevitables.
El sentimiento de malestar y desagrado ante esas situaciones y hechos es normal, son las emociones y sentimientos que deben aparecer, si la emoción es muy intensa e incontrolable, es porque la persona no tolera bien la frustración y experimenta que le quieren dañar, amenazar, atacar de forma injusta e intolerable, es esta interpretación magnificada, catastrófica, que hace que la situación sea peor de lo que es, y entonces aumenta la ira y la rabia que siente, de tal forma que sus pensamientos se centran en el daño que el otro le está haciendo. El problema que causa el conflicto desaparece de su mente y se centra en la persona que le instiga, le amenaza, abusa o humilla, el problema ya es esa persona, ese otro, que le amenaza y le invade y su ira se desborda y se dirige contra ese otro.
Por ejemplo, se ha puesto una camiseta en lugar de otra, y le insisten en que se cambie de camiseta, y estalla en ira, y se inicia una discusión personalizada sobre si tú vas a decirme que ponerme, o sobre si siempre crees que haré lo que tú quieres, eres un controlador, controladora, que no respeta a nadie, y va subiendo de tono.
El problema era una camiseta, y ahora el problema es esa otra persona que le ataca o se atacan.
Lo que podía terminar siendo un enfado leve, termina siendo un ataque de ira.
Aprender a interpretar los hechos aunque sean injustos o denigrantes, o poco respetuosos, de manera más objetiva, menos catastrófica y personalizada, consigue mantener la ira en un nivel de intensidad leve o medio, en un enfado en lugar de en un ataque de ira.
Las investigaciones coinciden en que las personas con ataques de ira y explosiones violentas, construyen una realidad que le produce más rabia, convierte una situación molesta e incluso injusta, en una situación catastrófica y muy agresiva a la que debe responder con la misma intensidad que cree que le atacan. Ha construido una realidad paralela en su mente en la que le están amenazando de forma brutal. “Cámbiate la camiseta” esa es la realidad, ese es el hecho. Que alguien viva este hecho como una agresión insoportable e intolerable y responda con explosiones de ira, es falta de control emocional y una mala interpretación de la situación. Que alguien reaccione con, entiendo que no te guste, pero decido yo que me pongo, y que la otra persona responda con un ataque de ira, también sería totalmente irracional, falta de control emocional y una mala interpretación de la situación.
En ambos casos, el que reacciona muy mal con quien le dice lo de la camiseta, o el que reacciona muy mal cuando le responde que no se la va a poner, han terminado creando una situación muy agresiva que no se corresponde con el hecho en sí.
Una realidad subjetiva que puede desencadenar un enfado y nada más, termina desencadenando un conflicto grave.
Volver a pensar las situaciones que tanta rabia nos producen, identificando nuestros errores de pensamiento o distorsiones cognitivas, es la tarea a realizar para dejar de tener ataques de ira, explosiones de rabia, que finalmente desgastan las relaciones personales, laborales y familiares.
Recuerde, no se trata de si tiene o no razón sobre lo que ha sucedido, sino en cambiar el significado extremo, catastrófico y personalizado que le ha dado a esa situación.
Se trata de identificar nuestros errores de pensamiento a la hora de interpretar situaciones que nos irritan en exceso, y cambiar la forma de interpretar ciertos hechos, no su forma de ser, cambiar la interpretación de los sucesos que usted hace, por otras interpretaciones más objetivas y realistas.
Es un aprendizaje que se adquiere con entreno, y consigue modificar los esquemas de reacción e interpretación aprendidos, por otros esquemas más sociables y menos rígidos.
Esta tarea es la que consigue finalmente cambios duraderos en su forma de responder y la que es eficaz para controlar la ira y las emociones.
Una causa común de ira y otras reacciones emocionales es el hecho de atribuir un significado personal a hechos o a comentarios que son esencialmente impersonales.
Cuando reconsideramos el incidente y nuestros pensamientos, la interpretación, es cuando la ira disminuye, ya que es nuestra tendencia a interpretar que van contra nosotros.
