Ataques de Ira

Ataques de ira: Errores de pensamiento

Las investigaciones coinciden en que las personas con ataques de ira y explosiones violentas, construyen una realidad mental que le produce más rabia, convierte una situación molesta e incluso injusta, en una situación catastrófica y muy agresiva, a la que debe responder con la misma intensidad que cree que le atacan. O en caso contrario inhibirse y sentirse derrotado e incompetente.

Las personas con tendencia a la ira, construyen una realidad paralela en su mente en la que le están amenazando de forma brutal.

Los errores de pensamiento o distorsiones cognitivas son los que construyen una realidad que produce más rabia, más ira.

Los errores de pensamiento característicos de las personas con ataques de ira y conductas explosivas son:

– Pensamiento exigente. Es un pensamiento rígido y exigente con los demás. Se caracteriza por querer que las cosas sean como cree que deben ser. Expresiones como debería o no debería, tendría que, espero que… son pensamientos frecuentes de cómo deben comportarse los demás o usted mismo. Debería ir al gimnasio, significa que no va, debería comportarse de otra manera, significa que no se comporta como usted espera. Cuando estás expresiones suenan en su cabeza de forma frecuente puede terminar irritado y estallar. Fíjese, si se dice: realmente no voy al gimnasio, me plantearé si voy o no a ir. Este pensamiento alternativo indica que va a tomar una decisión, y no que hace mal al no ir, y ese planteamiento consigue que no se irrite, sino que tome una decisión. Cuando se dice que esa persona debería comportarse de otra manera, está diciéndose que esa persona lo hace mal, y si piensa que es intencionadamente, la irritabilidad se intensifica. En cambio si se dice: el comportamiento de esa persona hace difícil la relación conmigo, hablaré con él, por si es posible cambiar algunas cosas que sea más fácil para los dos. Esta forma de valorar lo que hace el otro, ayuda a buscar una solución, o a alejarse de él, pero no suele irritar. No exigimos un cambio, proponemos.

– Sobregeneralización. Una situación o un hecho negativo, nos lleva a pensar que siempre es negativo. Por ejemplo, nunca hace la cama. Es posible que nunca haga la cama o que sea de vez en cuando, si cambiamos ese pensamiento por otro alternativo como: le cuesta hacer la cama, pensaremos cómo lograrlo. Con este cambio de pensamiento, el enfado es menor que con el de nunca hace la cama. Cuando algo no nos sale bien, podemos decirnos: Soy un desastre, todo lo hago mal. Cambiar este pensamiento que sobregeneraliza a otro que puntualiza, ayuda a no irritarse: Hoy no me ha salido bien.

– Catastrofismo. Situaciones cotidianas que crean conflictos, molestia, tensiones y que se dan en  las relaciones sociales como son: esperar, críticas, malas modos, insistencia… le parecen horribles, indican que le faltan al respeto que no lo tienen en cuenta…, algo horrible, catastrófico que no es tolerable. Un hecho cotidiano normal pero molesto lo magnifica tanto que termina siendo una catástrofe.

– Pensamiento todo o nada. Que se resume diciendo o todo va bien o todo va mal, me respetan o no me respetan, siempre lo hago bien o siempre lo hago mal. Esta tendencia a pensar en todo o nada, suele unirse a la tendencia de focalizar la atención en lo que sale mal en personas irritables, y a reaccionar de forma exagerada a hechos o situaciones que ocurren con frecuencia y que a veces salen bien y otras regular y otras mal.  O se comportan como creo que debe ser, o me faltan al respeto y entonces aparece la ira.

Esta forma de pensar o errores de pensamiento suelen aprenderse y pueden desaprenderse, es necesario entrenarse en pensamientos alternativos que permiten controlar las emociones de ira y entender las situaciones sociales o personales como puntuales y que forman parte normal de las relaciones aunque sean molestas.

Volver a pensar las situaciones que tanta rabia nos producen, identificando nuestros errores de pensamiento o distorsiones cognitivas, es la tarea a realizar para dejar de tener ataques de ira, explosiones de rabia, que finalmente desgastan las relaciones personales, laborales y familiares.

Recuerde, no se trata de si tiene o no razón sobre lo que ha sucedido, sino en cambiar el significado extremo, catastrófico y personalizado que le ha dado a esa situación.

Y si una situación es extremadamente agresiva y violenta, apartarse y si fuese necesario pues denunciar.