Infancia

Técnicas de control ira 0 a 7 años

Las técnicas de control de la ira son para la relación entre adultos y niños. Los adultos deben aplicarlas y servir de modelo a su hijo, y a medida que van creciendo enseñar las que pueden aprender para que aprendan autocontrol.

Técnicas de Autocontrol

  1. Contar
  2. Respirar
  3. Autoverbalizaciones
  4. Mantener el volumen de la voz
  5. Expresión verbal breve, no es necesario un discurso
  6. Mantener la expresión gestual neutra, tranquila

Estas 6 técnicas ayudan a disminuir la tensión y a no reaccionar de forma impulsiva por parte del adulto y del niño a medida que va creciendo.

  1. Mantener el control contando hasta 4 o 5
  2. Respirar profundamente en cuanto vemos que la situación se va a desbordar, no espere a que se desborde

Combine estas dos técnicas. Coja aire por la nariz despacio, mientras cuenta hasta 4, y suelte el aire despacio mientras cuenta hasta 6 u 8.

Es necesario que esté entrenado en la respiración profunda o lenta, por lo que es necesario que se entrene cuando no pasa nada y a diario, hasta que la domine.

A partir de los 4 años podemos enseñar la respiración lenta a los niños, si no tienen ningún problema orgánico que es conveniente saber, preguntamos al pediatra y si está bien, podemos empezar a enseñar a respirar, por supuesto cuando no pasa nada y el niño está tranquilo. Cuando sepa utilizar la respiración lenta para relajarse, podemos explicarle que cuando algo le disguste, y note que va a enfadarse, respiraremos los dos juntos.

  1. Autoverbalizaciones o autoinstrucciones, son un apoyo verbal para mantener la calma. A partir de los 5 años también pueden enseñarse para que las utilicen los niños, les ayuda a mantener el control.
  2. Control de la voz. Cuando nos enojamos subimos el volumen de la voz, eso crea más tensión. Se trata de no subir el volumen de la voz, cuando notamos que sube, utilizar una autoinstrucción, por ejemplo: voy a bajar voz baja, para controlarlo.

Otra autoinstrucción: Mantener el volumen de la voz, mantener el volumen de la voz, lo vamos repitiendo como un mantra mientras seguimos respirando. Calma, no voy a gritar, no voy a subir la voz.

Cuando mantenemos el volumen de la voz, la otra persona suele bajar su volumen sin darse cuenta.

  1. Expresión verbal breve. En situaciones de enfado y mejor al inicio del enfado, no es necesario dar un discurso. Simplemente expresar brevemente lo que quiere decir: Ahora no, luego vemos.
  2. Mantener la expresión gestual neutra, tranquila. Se trata de mantener la calma gestual, la respiración y el control de la voz nos van a ayudar a mantener los gestos neutros.

Cuando se inicia una situación tensa, enfados, se recomienda empezar contando hasta cuatro, ya que es una técnica sencilla de aplicar, a la vez empezamos a respirar tranquilamente, y cuando ya llevamos algunas respiraciones nos concentramos en la autoinstrucción: mantener el volumen de la voz a nivel normal, y si es necesario añadimos otra autoinstrucción: Calma, calma y si tenemos que hablar, empezamos a hablar, a decir en pocas palabras lo que queremos decir.

Estas seis técnicas ayudan a controlar la tensión que produce alguna situación, especialmente al inicio, cuando nos damos cuenta que va a producirse un conflicto, pelea o enfado.

  1. Tiempo fuera

Si llegamos tarde y el enfado empieza a ser intenso, y con las 6 técnicas de autocontrol, no podemos hacer frente a la situación con calma, es el momento de apartarse un momento de la situación, la técnica de tiempo fuera, es apartarse momentáneamente, para calmarse. Si el niño es muy pequeño, nos apartamos pero seguimos atentos y vigilantes para que no pase nada.

Técnica de tiempo fuera. Apartarse un momento de la situación, y respirar con tranquilidad hasta que nos calmemos. Con niños pequeños menores de siete años, el adulto es el que se retira un momento, sin perder de vista al niño para observar que no se haga daño o dañe cosas.

El solo hecho de retirarse del espacio común, estar cerca del niño, ayuda a disminuir la tensión.

Con niños mayores de 7 años, y según sus características, se puede verbalizar: tiempo fuera, esperamos un rato, esperamos un minuto y vemos si podemos hablar más tranquilos. Y apartarse del espacio en común, el espacio cercano en el que estamos hablando o ya gritando.

Si no es posible retomar la situación en pocos minutos, la técnica es irse, no hay nada que decir ni que hacer más que dar por cerrada la situación. Y, si se considera importante el asunto, se habla en otro momento, sino tampoco es necesario volver al tema.

Si el niño es menor de 4 años, esperar a que se acabe la rabieta, y sin decir nada más, retomar la situación como si nada, en estas edades no es el momento de volver a sacar el tema que ha provocado una rabieta. El niño se desahoga de la tensión que le ha producido no conseguir algo, y volverá a su estado normal. Ya está.

Si son mayores de 4 años hasta los 7 años, y si no hay problemas ni trastornos psicológicos tipo negativismo, entonces se retoma la situación, y cuando observamos que ya puede atender tranquilamente, le recordamos sin presionar, ni enfadarnos, lo que ha sucedido y le explicamos que no había otra solución. Ha pasado esto y hay que hacer esto. Una explicación, no es necesario argumentar con porqués, o intentar que razone, es suficiente con la explicación de lo que se debe hacer.

A partir de los 7 años, cuando estamos tranquilos, sin enfados, repasamos de vez en cuando las normas y le enseñamos como reaccionar cuando se enfada, enfadarse con modales. A esta edad se le explica que es el tiempo fuera, un rato separados para calmarnos, y sino pues cerramos la situación y si podemos después hablar sin volver a enfadarnos, lo hacemos, pero no para recordar lo mal que se porta, sino para ver qué ha sucedido y qué hacer en esos momentos. La decisión de cerrar la situación la tomará el adulto, en alguna ocasión puede tomarla el niño, si es una situación de la que puede responsabilizarse sin perjudicar a nadie. Por ejemplo, discute por el postre que quiere, y finalmente dice: Pues no tomaré postre, esto es cerrar la situación. En principio no hay nadie perjudicado por no tomar el postre, ni es vital para su alimentación ese día.

La explicación de tiempo fuera es decirle que cuando veamos que estamos muy enfadados y va a ser difícil hablar, nos diremos: Stop un momento, parar un momento. A estas edades suelen hacerlo la mayoría de veces, y eso disminuye los conflictos, en otro momento se hablará. De hecho a partir de los 7 años suelen ser ellos los que se retiran, o se van, dando gritos, portazos, insultos. Le enseñaremos que puede irse en ese momento, pero sin grandes escándalos.

Si la situación lo permite dejamos que se vaya sin decirle nada, cuando todo se calme, recordaremos que no hay que gritar, dar golpes o insultar, es mejor retirarse en silencio o refunfuñando un poco, ya que en estas edades aun necesitan descargar la tensión corporal que les produce un enfado con reacciones agresivas, siempre y cuando no sean violentas ni tengan como objetivo agredir para hacer daño. En general sus agresiones: gritar, chillar, lloriquear, dar patadas, insultos, no es para hacer daño, es para descargar la tensión corporal. Ahora bien, si se repiten con frecuencia o creemos que se está volviendo violento, es el momento de no esperar y consultar al psicólogo.

Recuerde la comprensión no es permisividad, y es eficaz especialmente en los menores de 7 años, lo que facilita el aprendizaje de conductas sociales, comportarnos sin agresividad incluso cuando estamos enfadados.

Recuerde, estas técnicas son eficaces con entrenamiento, y es el adulto el primero que tiene que entrenarse y servir de modelo, poco a poco enseñará estas técnicas al niño en función de su edad.

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