Infancia

Técnicas control de la ira

El núcleo principal para enseñar el control emocional de la ira es la edad de los niños y las diferencias individuales de cada niño. Un bebé, un niño de 2 años, de 6 años, de 9 años o de 16 años tienen capacidades muy distintas, tanto para comprender lo que sucede como para expresar sus emociones, por eso los aprendizajes se programan en función de la edad y desarrollo, y el aprendizaje emocional y de comportamiento también se programa en función de su edad y desarrollo, para que sea eficaz a nivel personal y social y para afrontar las relaciones y los conflictos que surgen.

Los estudios nos dicen que los padres son los más importantes para enseñar a los niños el control interno, el autocontrol emocional y los comportamientos esperados según la edad.

El adulto como modelo: calma y gesto neutro, observar, escuchar y reaccionar con afecto y contundencia. Es un primer paso para todas las edades para enseñar a regular las emociones, el control emocional.

Primero el adulto ante los conflictos que generan rabia en los niños, se mantiene en calma, tranquilo, sin presionar ni gestualizar desprecio ante la conducta. Un gesto neutro indica que estamos atentos nada más, y atentos para ayudar a solucionar el problema, no para aumentarlo.

Técnicas de control y gestión de la ira según la edad

  • 0-2 años

Sino hay peligro, dejar que el niño descargue sus tensiones, que suelen hacerlo llorando, gritando, rigidez muscular, observamos con calma y esperamos a que disminuya la rabia que expresa fisiológicamente. Cuando acabe, ser afectuosos y verbalizar, eso no puede ser, no se toca, no se coge, verbalizaciones afectuosas y sin más explicaciones. Grandes explicaciones a estas edades irritan, ya que les resulta difícil cognitivamente comprender un discurso largo. Es suficiente con verbalizar que no se puede, no se toca, no se chupa… Explicación breve de lo que queremos que haga.

Si hay peligro de que se haga daño, estropee algo o que rompa algo, intervenimos de inmediato para parar la acción, le apartamos y esperamos a que descargue la rabia, la ira, cuando esté más tranquilo verbalizaremos que no se puede hacer: Esto no se puede, no.

Si se resiste a hacer algo que es necesario hacer, como por ejemplo cambiar el pañal y se pone rígido, tenso y arquea, o no quiere sentarse en la sillita y se arquea con fuerza, solo cabe actuar con firmeza e intentando no hacer daño y verbalizando: ya, ya está, venga…, sin gritar ni enojarse, y con tono afectuoso. También, puede funcionar las distracciones como un juguete o música que le gusta, y así conseguir lo que queremos que haga.

La distracción en estas edades es una técnica eficaz si la aplicamos justo cuando empiezan a negarse a hacer algo, cuando ya explotan no es una buena técnica ya que en ese momento no puede cognitivamente atender y puede convertirse en un estímulo que irrita más.

  • 2-4 años

Edad típica de las rabietas, suelen aparecer cuando no consiguen algo o algo les molesta, a veces no sabemos ni qué pasa y vemos que entra en una rabieta, el principio básico es dejar que libere la tensión que algo le ha producido. Esperamos, observando de cerca que no pueda hacerse daño, paciencia y silencio y calma en el adulto. La tensión irá disminuyendo al liberarla y la rabieta irá despareciendo, entonces podemos intervenir con la intención de retomar la relación, verbalizando cosas agradables.

Cerca de los 3 años, y especialmente cerca de los 4 años, podemos explicar, cuando todo esté en calma para que no haya rebote de rabieta, lo que ha pasado. Explicar no es razonar, es decirle o recordarle que eso no puede ser. Y podemos empezar a enseñarle la técnica de autoverbalizaciones para el control de la ira. Esta técnica es efectiva a partir de los 4 años y cerca de los 5 años es muy eficaz. El lenguaje se ha comprobado que es un inhibidor de conductas y por eso ayuda a controlar el comportamiento. Les enseñamos y aprenden a controlar su conducta hablándose a sí mismos: no, esto no se puede. Y van aprendiendo a guiar su propia conducta.

  • 4-6 años

El modelado sigue siendo una técnica eficaz, el adulto acompaña a los niños en los conflictos cotidianos, sin grandes explicaciones, pero verbalizando la conducta que va a hacer, y el adulto mantiene la calma, por lo menos la mayoría de las veces, y ofrece así un modelo de conducta controlada.

La conducta del adulto como modelo es mantener una reacción tranquila.

El control cognitivo mediante autoverbalizaciones para que el niño vaya aprendiendo a hablarse a sí mismo para controlar sus reacciones.

Estas técnicas deben aplicarse de forma continua para que den resultados a partir de estas edades hasta la adolescencia.

  • A partir de los 7 años

Y según las características de cada niño, se aplican las mismas técnicas y se añaden la técnica de analizar el problema que ha causado el conflicto y la otra solución posible que no crea conflicto. Se habla del problema cuando estemos calmados, y especialmente para problemas que causan conflictos frecuentes: hábitos, responsabilidades y elección de ropa, pantallas, juegos…

  • 7-9 años

Se produce de nuevo reacciones exageradas, explosivas, por situaciones conflictivas y por motivos mínimos. No quiero esta chaqueta, es la que tienes… y la reacción puede ser: pues no, a gritos, insultos, descontrol total. Es otra fase del proceso evolutivo biológico, la búsqueda de la autoafirmación e independencia, y aunque tiene recursos para actuar de otra manera, la insatisfacción primera de negarles algo, les desencadena una rabia intensa.

El adulto suele interpretarlo como falta de respeto a su autoridad, resistencia a querer cumplir con lo que le dicen, o peor, algunos adultos piensan que les quitan poder y autoridad, cuando en realidad es una fase evolutiva del desarrollo biológico. En la mayoría de casos no hay resistencia a la autoridad, es la reivindicación de su autonomía y de poder elegir, pero no contra nadie, sino expresando que ya cree tener edad para elegir ciertas cosas.

Cómo actuar, pues enseñando y recordando otra vez, que pueden enojarse y enfadarse pero con modales.

Estas edades son un buen momento para empezar a conceder cosas que pide y que es posible concederlas. Por ejemplo, quiere otra prenda de vestir, la tiene y es correcta para el tiempo que hace, es el momento de conceder que elija qué se pone.

Es el momento que los padres tienen que darse cuenta de que es bueno cambiar el rol de padre que controla todo o casi todo, y cambiar el rol por otro que indique que sí se ha dado cuenta de que puede ceder más responsabilidades guiadas. Estas cesiones ayudan a crecer y a tomar decisiones que aún deben ser guiadas. En otro momento se le explicará que otras decisiones aun no podrá tomar.

  • 9 a 12

Se dan explosiones, la mayoría reivindicando más autonomía personal, pero en general es una fase tranquila.

Las técnicas a utilizar son las mismas, calma por parte del adulto, pensar si lo que pide puede concederse, y si es así se traspasa más autonomía personal.

Sino es posible, firmeza y autoridad, y cuando sea un momento en calma se le recordará que normas hay y qué decisiones son las que puede tomar y las que aun no puede.

  • 12 a 16

Se siguen dando explosiones de rabia, pero en general son pocas veces, empiezan a enfadarse aislándose y atacando con palabras a los adultos: vete de aquí, molestas, te crees mucho… o peores palabras.

Lo primero a recordar es que debemos mantener la calma, y evitar entrar en discusiones o utilizar el poder que da la autoridad sobre el menor, para empezar a castigar.

La técnica eficaz para estos momentos es la de salir de la situación, y cuando baje el enfado del adolescente, recordarle que la forma y las palabras o insultos que ha utilizado no son correctas, recordarle las que ha dicho con calma y afecto: me llamaste: tal, tal y tal y todo por … y se le recuerda la situación que ha creado el enfado. Por supuesto puedes estar en desacuerdo y enfadarte, pero la agresividad con la que has reaccionado, no tiene sentido.

Una breve explicación, suele ayudar a fomentar la conciencia de su comportamiento incorrecto, lo que favorece que disminuyan los conflictos y las reacciones agresivas.

En estas edades van a reivindicar cada vez más autonomía, independencia, tiempo y espacio para estar con sus amigos.

La labor de la familia y adultos en general, es ayudarle a ser adulto poco a poco, traspasando decisiones y responsabilidades que puedan cederse según la edad.

 

 

 

 

 

 

 

 

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