Cómo enfadarme, pues expresando mi malestar de forma socialmente aceptable, sin reacciones explosivas, molestas y agresivas. Con modales.
El adulto se enfadará con modales, o reaccionará al enfado con modales, el adulto debe ser un buen modelo para el niño.
Enfadarse con modales significa reaccionar de forma serena ante el enfado del niño, tratar bien al niño en ese momento, y darle un buen trato o sea ser considerado y entender que los niños se enfadan de forma explosiva y desagradable, así que vamos a enseñarles cómo enfadarse. Y nosotros como adultos daremos ejemplo de cómo expresar el enfado, con modales: serenos, serios, con calma y firmes hasta recobrar la calma.
Técnicas para manejar los enfados con modales
Lo primero ser consciente de las reacciones explosivas, y querer controlarlas. Como adulto es darse cuenta de la reacción de enfado que me provocan los enfados de los menores.
Tanto para el adulto que se enfada cuando un niño molesta, no obedece, como para el menor que se enfada de forma explosiva, se deben seguir estos dos pasos o momentos.
Dos pasos para manejar el enfado
- Aprender a controlar la reacción: Calma, ni gritos exagerados, ni malas palabras, ni agredir física o verbalmente al otro.
- Contar qué ha sucedido y qué me ha molestado y reflexionar sobre lo que me produce tanta molestia.
Aprender y aplicar las técnicas y estrategias que ayudan a manejar los enfados.
Para el paso número 1: Aprender a controlar la reacción que produce el enfado, la ira, se recomienda:
– Entender que pueden controlarse las reacciones explosivas y querer controlarlas. Aprender a reaccionar de forma aceptable, y las técnicas que se utilizan son:
– Autoinstrucciones: Calma, voy a respirar
– Respirar
– Retirarse momentáneamente de la situación y distraerse para no seguir pensando en el enfado
– Distraerse: Contar números, pensar en algo agradable, pensar que es un niño y todavía se enfada exageradamente, irá aprendiendo.
– Imagine buenos momentos con su hijo.
Cuando los niños son mayores de 4 o 5 años, y no hay peligros, riesgos para el niño, entonces puede retirarse momentáneamente, no mucho tiempo y estando seguro que no hay riesgos para el menor. Si es un niño descontrolado o que puede romper cosas, con conductas agresivas, entonces vigile y no se separe mucho para que pueda observarle.
– Mostrar las expresiones que manifiestan enfado y retirarse momentáneamente de la situación, con ayuda de palabras: me he disgustado, y por ahora me voy, ya hablaremos (si lo considera necesario)
Mostrar el enfado de forma aceptable es utilizar el gesto, el tono y palabras que indican que nos ha molestado lo que ha dicho o hecho: gesto serio, pero no amenazante, tono firme pero no agresivo y las palabras para comunicar el enfado suelen ser: me ha molestado, no me gusta lo que has hecho, dicho…, pero sin recurrir a la violencia verbal.
El enfado desaparece despacio, tanto si aplicamos técnicas como si no las aplicamos. Las técnicas ayudan a controlar la reacción o respuestas explosivas, disminuyen la intensidad de la reacción. Lo que queremos es disminuir la intensidad de las reacciones violentas, tanto en el adulto como en el niño. El adulto como modelo, con calma.
Podemos enfadarnos y mostrar el enfado, pero de forma aceptable, sin explosiones agresivas innecesarias.
Esperar a que pase la tensión que produce el enfado y reflexionar sobre el suceso y la decisión que tomaré para solucionar el tema que me ha molestado.
Este primer paso es muy importante, solo cuando conseguimos rebajar la tensión corporal y mental propia, es cuando podemos pasar al segundo paso: Reflexionar sobre lo sucedido y lo que tanto me ha molestado y pensar la solución cívica, no la venganza.
– Primero que disminuya el enfado, la rabia que siento y después ya pensaremos.
Si insistimos hablando del tema, el enfado no disminuye sino que aumenta y puede terminar en agresión, las emociones no piensan, arrastran a conductas que pueden ser inaceptables. Si insistimos aumenta la intensidad de la ira, la irritabilidad, y esa es la razón por la que no podemos pensar en ese momento, razonar en ese momento es imposible y lo único que hace es aumentar la irritabilidad y el enfado. Primero liberamos la tensión que nos produce la conducta del niño, y después se verá lo que hacemos.
Primero dejamos que se desactive fisiológicamente la ira y el enfado.
Después proponemos una solución al suceso, dando una interpretación al suceso diferente a la que se le ha dado de forma inmediata.
Primero: Calma, y cuando la irritación se haya enfriado y el enfado desaparece, reflexionamos, y si es posible, según la situación, expresamos a la otra persona cuál es el motivo por el que nos hemos enfadado.
Para calmarnos, lo mejor es retirarse de la situación que provoca la irritabilidad, la ira
Una técnica o truco eficaz es la distracción tal como señalan las investigaciones. La distracción consiste en hacer o pensar algo agradable, no se puede estar enfadado y contento. Así que la situación agradable va desplazando el enfado, ya que la estimulación que recibe el cerebro es de placer.
El adulto, la familia, debe aprender a controlar el enfado que le produce la conducta del niño, y servir de modelo.
Recomendamos por lo tanto, que el adulto practique estas técnicas, y a partir de los 4 o 5 años puede ir enseñando al niño cómo enfadarse: puedes enfadarte, pero expresando con calma lo que te enfada en este momento.