Ejercicios

1. Estrés, ansiedad y respiración

El estrés y la ansiedad generan tensión en el organismo y causan una respiración rápida y superficial, que se conoce con el nombre de hiperventilar.

Hiperventilar es respirar demasiado rápido, la respiración rápida y superficial es una de las causas de las sensaciones corporales tan molestas cuando estamos estresados, o tenemos ansiedad.

El control de la respiración es la técnica más eficaz para disminuir la tensión corporal y las sensaciones molestas provocadas por la hiperventilación, que a su vez es causada por el estrés y las preocupaciones que nos agobian. La técnica del control de la respiración es eficaz y rápida, en pocos minutos disminuye los síntomas de ansiedad hasta que desaparecen y recuperamos la tranquilidad.

La técnica del control de la respiración consiste en aprender  la respiración diafragmática. Con el control de la respiración conseguiremos controlar las sensaciones corporales y regresar a la calma, y además nos ayudará a reinterpretar las sensaciones corporales. Cuando  controlamos la respiración, disminuyen las sensaciones desagradables, y nos ayuda a ser conscientes de que los síntomas que tanto miedo nos provocan, no son más que ansiedad.

La sensación de ahogo y las palpitaciones, se interpretan rápidamente como signos de que algo no funciona bien en el cuerpo y que vamos a tener un ataque al corazón, un derrame cerebral y otras interpretaciones de que algo grave está ocurriendo y puedo morir en ese mismo momento. Este miedo que provocan las sensaciones corporales (ahogo, palpitaciones, temblores, mareos…) provocan más ansiedad, más miedo y puede terminar en un ataque de pánico.

Pero estos síntomas son, principalmente, el resultado de la hiperventilación que se produce cuando estamos estresados o ansiosos.

Respirar rápido, hiperventilar, produce un aumento de oxígeno en la sangre innecesario, y disminuye la cantidad de dióxido de carbono (CO2) necesario en la sangre. La disminución de dióxido de carbono en la sangre causa vasoconstricción y produce la sensación de ahogo, que nos falta el aire. Además, este desequilibrio entre oxígeno y CO2 en la sangre, produce otros síntomas fisiológicos como son: tensión muscular, mareos, dolor, cuello tenso, palpitaciones y otros síntomas físicos muy desagradables.

Al seguir respirando rápido, nos ahogamos más, ya que disminuye el CO2 en la sangre, y a medida que baja el nivel en la sangre, los vasos sanguíneos se contraen y hacen que respiremos mal, que tengamos la sensación de ahogarnos.

Para recuperarnos y volver a respirar bien, es necesario restablecer el nivel de dióxido de carbono en la sangre y el nivel de oxígeno,  así volvemos a respirar bien. Para restablecer el nivel adecuado de oxígeno y CO2 en la sangre es suficiente con controlar la respiración, relajarnos y perder el miedo a las sensaciones corporales.

Para perder el miedo a las sensaciones corporales, dejamos de pensar en ellas como síntomas de que algo grave ocurre y me voy a morir, y cambiamos esos pensamientos por otros que interpreten de forma realista lo que sucede, y lo que sucede es: tengo una crisis de ansiedad o ataque de pánico. Esto significa que respiro demasiado rápido y me produce estas sensaciones en el cuerpo, así que voy a respirar para controlar la respiración, y poco a poco, y en poco tiempo, volveré a respirar bien. También puedo tomar la pastilla que me relaja y hace que respire despacio, así también volveré a respirar bien.

Aplicamos el control de la respiración y las sensaciones corporales tan desagradables van desapareciendo, a medida que las sensaciones de ahogo, mareo, palpitaciones… van desapareciendo, también va desapareciendo el miedo a morir o a un infarto, trombosis, o cualquier otra enfermedad que nos vino a la cabeza.

Pero después de una crisis de ansiedad intensa, de un ataque de pánico, aparece el miedo a que se repita, a volver a sentir ese horrible malestar físico que da la sensación de que nos pasa algo grave y podemos morir en ese instante.

Ahora bien, como la dificultad para respirar, los mareos, las palpitaciones y otros síntomas típicos de la ansiedad, pueden ser también por alguna enfermedad como es el asma, las cardiopatías, enfermedad de los pulmones y por otras enfermedades, se recomienda después de un primer ataque de pánico, una exploración médica, que descarte que todos esos síntomas son por ansiedad, y no por causa de alguna enfermedad. Una vez se confirma que no hay ninguna enfermedad, ya podemos centrarnos en el estrés, en la ansiedad como causa de los síntomas, y aplicar el tratamiento completo para la ansiedad y el estrés.

El tratamiento completo para disminuir la ansiedad son las técnicas de control de síntomas y la terapia psicológica.

Entre las técnicas de control de los síntomas, la respiración diafragmática se considera la técnica más eficaz para disminuir y tolerar las sensaciones corporales tan desagradables.

Y la terapia psicológica tiene como objetivo  buscar preocupaciones, miedos que han terminado haciendo un nudo mental que nos está ahogando, y provoca tensión y ansiedad. Vamos a deshacerlo.